La Historia De Los Tirantes
El origen de los tirantes se remonta al siglo XVIII, concretamente en Francia. Por aquellos tiempos, eran simples tiras de cinta, unidas a los ojales de los pantalones. Se dice que Benjamín Franklin llevaba tirantes, así que parece que preocuparse de que se le bajaran los pantalones era lo último en lo que pensaba.
En aquel entonces, no estaba bien visto que se pudiera ver asomar la ropa interior y todavía se consideraba atrevido en 1938, cuando una ciudad en Long Island (Nueva York) trató de prohibir que los hombres usaran tirantes sin un abrigo que los cubriera.
En la década de 1820, estaba de moda usar pantalones de cintura alta, que eran tan altos, que no se podía usar un cinturón para sujetarlos. Fue en ese momento cuando el diseñador británico Albert Thurston, diseñó y fabricó los primeros tirantes modernos tal y como los conocemos.
Una de las primeras patentes estadounidenses para tirantes fue publicada en 1871 por Mark Twain, quien, casualmente, acabó siendo uno de los escritores más famosos de todos los tiempos. Pocos años más tarde, cuando se inventaron los broches de metal en 1894, los tirantes se fabricaron para sujetarlos a los pantalones en lugar de abotonarse, lo que era mucho más cómodo.
Los tirantes se hicieron menos populares en el siglo XX, cuando los pantalones dejaron de llevarse tan altos. Aunque eso no significó que desaparecieran por completo, ya que los médicos sugerían que los llevaran los hombres con un físico más redondo. Humphrey Bogart y Ralph Richardson los llevaban en sus películas, y este último se apresuró a comprar seis pares cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, temiendo que hubiera escasez cuando se racionara la tela.
Los Skin Heads británicos adoptaron los tirantes en la década de 1960, para "reforzar" la apariencia de la clase trabajadora, con Malcolm MacDowell usándolos en la conocidísima película, La naranja Mecánica de Stanley Kubrick.
Los tirantes son atemporales y dicen mucho sobre una persona. Han recorrido un largo camino desde su uso original y han adoptado un propósito que lo supera con creces, como simple accesorio para evitar que se caiga el pantalón. Representan libertad, estilo e individualidad, por eso en Baron Bretelle, nos enorgullecemos de lo que hacemos.
Los tirantes tienen una rica historia, fascinante, y nuestra misión es inmortalizar esto en cada puntada que se incluye en nuestros productos hechos a mano. Se lo debemos a todos aquellos que nos han ayudado a hacer de ellos, un éxito durante los últimos 300 años y, sobre todo, se lo debemos a ustedes, nuestros clientes.